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Hoy comencé a hacer de nuevo cosas que siempre me gustaron.

En mi casa volvió a sonar la música, pianos, violines y guitarras desterraron el silencio.

YO SOY PERSONA. Por encima de todo soy PERSONA. Luego ya puedo ser mujer, heterosexual, apolítica, católica, pobre, morena, gorda, blanca, vieja, madre, hermana, hija, tía, sobrina, prima, esposa, vecina, amiga, compañera, española, canaria, chicharrera, escobonalera, perdigona, bailadora, escritora, poeta, folclorista o activista cultural… Pero yo, por encima de todo… SOY PERSONA.
Sentada tras el cristal de la ventana rociada por la lluvia de hacía un momento y por la que ahora se colaba un sol cálido, muy de agradecer en aquella mañana fría, sus manos ágiles y sabias se afanaban en la blancura del mantel al que intentaba bordarle apliques coloristas que dieran alegría a su cocina. Una labor más para llenar sus momentos vacíos de todo y de todos.
Hoy escribo para contarles el nuevo cambio que ha dado mi vida desde el 8 de febrero, fecha en que he vuelto a ser la presidenta de la Asociación Canaria de Escritores/as Acte, una asociación que fundé en 2017 con varios amigos escritores/as y cuya creación nos dio muchas satisfacciones en su momento.