Tal vez con el último adiós sin palabras. Quizá con las decepciones que se multiplicaban día a día. Con la soledad y el silencio de mi casa, o con el último pinzamiento de mi espalda.
A veces... Me gustaría cerrar los ojos a todo y a todos. Tratar de olvidar así las decepciones pasadas y evitar las que, seguramente, están por llegar.