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¿En qué momento dejé de soñar? 

Tal vez con el último adiós sin palabras. Quizá con las decepciones que se multiplicaban día a día. Con la soledad y el silencio de mi casa, o con el último pinzamiento de mi espalda.

Esa mezcla de sabores endulzados con azúcar, ternura y nostalgia nos acerca a la Navidad.

Es como si, de pronto, ella se hiciera presente en nuestros hogares.

María se despertó de golpe sin saber donde estaba. Aun somnolienta abrió los ojos recordando que la tarde anterior había subido a la finca.

A veces... Me gustaría cerrar los ojos a todo y a todos. Tratar de olvidar así las decepciones pasadas y evitar las que, seguramente, están por llegar.